miércoles, 4 de enero de 2012

HORNACHOS

Cuenta la tradición que Hércules,al que se le atribuyen la fundación entre otras ciudades españolas de Cádiz y Sevilla,fue protagonista de importantes conquistas en la Península Ibérica.El transcurso de sus batallas lo llevó a instalarse en la Sierra de Pinos y en honor a la diosa Fornacis creó los primeros cimientos de un pueblo que hoy todos conocemos cómo Hornachos.
El casco urbano se asienta en la solana de la Sierra de su nombre, a una altitud media de 538 metros, y entre dos profundos valles: el valle de los Moros y el valle de los Cristianos, abancalados y dedicados al cultivo intensivo de numerosas huertas de origen morisco.
Ya en tiempos prehistóricos existieron en este ámbito asentamientos humanos. Castro celta más tarde,es muy probable que el mismo lugar ocupado por la población actual,o alguno inmediato,fuera la Fornacis Romana mencionada por Claudio Ptolomeo,nombre que indicaba su dedicación a la minería,especialmente a la extracción de hierro y plata,para lo que construyeron los hornos (fornos) de fundición de metales,que estuvieron activos durante la época romana y árabe.
Poblada también en tiempo de los visigodos, la tradición la señala incluso como refugio de San Hermenegildo en la huida de su padre, el arriano Leovigildo.
Durante la ocupación musulmana se mantuvo poblada también, datando de esa época la fortaleza primitiva de adobe, luego reconstruida en piedra por los cristianos, que corona sus cresterías, constituyendo uno de los puntos más solidos en el sistema defensivo de la Baja Extremadura.
En 1234, fue ocupada por la Orden de Santiago, integrándose en sus dominios como cabeza de Encomienda. A finales del siglo XIV, era cabeza de Partido con jurisdicción sobre 14 aldeas y sede de un Gobernador, rango que mantuvo hasta 1640, en que debido a la decadencia pasó a Llerena. Después de su ocupación por los cristianos el núcleo continuó habitado mayoritariamente por sus anteriores moradores árabes, situación que se mantuvo hasta la expulsión de los moriscos en 1610. Durante este tiempo en Hornachos no hubo casi otros cristianos que el Comendador santiaguista, un párroco, y ya más tarde, algunos frailes franciscanos. En ciertos momentos parece que no contó ni siquiera con iglesia. Con motivo de la sublevación de 1526 Carlos I ordenó demoler la población, entonces establecida en la zona alta más próxima al castillo, resurgiendo después el caserío en el lugar que hoy ocupa. A finales del XVI el núcleo contaba con más de 10.000 habitantes, siendo el foco morisco más importante de España.
Tras su salida de la Península los hornacheros fundaron una curiosa república pirata en Salé, cerca de Rabat, que se mantuvo activa durante algunos años. Actualmente, la localidad sigue conservando la huella de su pasado en los tejidos más antiguos, cuyas calles empinadas y tortuosas, formadas todavía en ciertas zonas por edificaciones que evocan los esquemas constructivos moriscos, ofrecen sugestivos rincones de insuperable pintoresquismo.

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